Consecuencias meteorológicas: También en edificios

Después de haber vivido la borrasca Filomena, muchos de nosotros, inquilinos y trabajadores del sector inmobiliario, hemos sido testigo de los estragos que provoca también el clima en los edificios y no es para menos: cornisas que se caen, techos que se hunden por el peso de la nieve, reclamos al seguro de responsabilidad civil de la comunidad…además de las humedades o roturas de tuberías.

 

Y es que sobre todo las bajas temperaturas causan más daños debido al contraste térmico entre el frío de la calle y el calor interior, amén de la deficiente ventilación que a menudo sucede en los rellanos.

Hay que prestar mucha atención a las lluvias y nevadas, ya que estas son las principales causantes de humedades en plantas bajas e incluso filtraciones o inundaciones.

En cuestión de humedades encontramos dos tipos:

  • Humedades por filtraciones laterales: aparecen en garajes, sótanos y plantas bajas. Se dan cuando el agua acumulada a un lado de un muro penetra dentro del edificio a través de la pared de forma lateral.
  • Humedades por capilaridad: aparecen debido a que el terreno absorbe mucha humedad y los muros del edificio filtran el agua. Es en ese momento cuando los materiales en contacto con el agua subterránea y con la tierra húmeda dejan subir la humedad por sus paredes y capilares.

Por otro lado, especialmente en edificios de centros urbanos, se puede producir estrés térmico en los edificios debido a que los edificios conservan el calor durante la noche. Para paliar este problema se produce un aumento en la contratación de aires acondicionados que a su vez provocan la expulsión de más aire caliente a la ciudad.

Este último punto y debido a la dificultad de resolución es objeto de investigación por parte del país sueco con un estudio piloto denominado Göteborg.