La vivienda se encarece un 8,8% en la recta final del año, según Tinsa
Los precios se alejan cada vez más de los valores mínimos de la crisis financiera y desde 2015 han aumentado un 35,7%. El mercado de la vivienda cierra un año marcado por el alza continua de los precios de las casas. A pesar de ello, las compraventas han alcanzado registros no vistos desde la burbuja inmobiliaria.
Desde que el mercado se recuperó del parón y la inactividad a causa del coronavirus hasta hoy, se ha mostrado imparable, excesivo. El último trimestre del año ha terminado con un incremento en el precio medio de la vivienda terminada (nueva y usada) del 8,8% interanual y del 2,4% respecto al trimestre anterior, situándose el metro cuadrado en 1.751 euros, según el índice IMIE de Tinsa. Considerando la evolución en el resto de trimestres, la subida media en el conjunto de 2022 ha sido del 8,1%, una cifra en línea con el incremento de la inflación, apuntan desde la tasadora. “Por quinto trimestre consecutivo, la totalidad del territorio registra una tendencia alcista en los precios residenciales, manteniendo la intensidad tanto en términos de variación interanual como trimestral”.
Los precios residenciales no han dado un respiro en 2022 por el fuerte tirón de la demanda. El comprador ha adelantado la compra de casa, sobre todo en el primer semestre del año, para evitar en la medida de lo posible el impacto de las subidas de los tipos de interés realizadas por el Banco Central Europeo ―elevando el precio del dinero al 2,5%, máximos de finales de 2008— y la consecuente alza de las hipotecas, tanto fijas como variables (en diciembre el euríbor se ha situado por encima del 3% por primera vez desde 2008).
Tinsa enumera otros motivos que explican la creciente demanda, sobre todo de viviendas de segunda mano, un mercado que representa casi el 90% de las operaciones. “En 2022 la demanda ha permanecido activa a través de la canalización de los ahorros de los hogares residentes, por un lado, y de la recuperación de los niveles de compraventa extranjera previos a la pandemia, por otro. Esta demanda se ha encontrado con una oferta limitada por la incertidumbre en los costes de construcción, el incremento de los costes de la financiación y la inexistencia de suelo urbanizable suficiente en las zonas en que se acumula la demanda”.