¿Cuál es el margen de negociación al comprar una vivienda?

La compra de una vivienda es para muchas personas la operación económica más importante que van a acometer en su vida. Por lo tanto, planificar bien la operación es fundamental para poder adquirir la casa deseada y hacerlo, además, a un precio menor al de venta.

 

Hay muchas variables que intervienen en esta transacción. Si la casa es de obra nueva o de segunda mano; si será necesario hacer algún tipo de reforma; si la vende un particular; si es fruto de una herencia o si la gestiona una agencia inmobiliaria; en qué zona, barrio o calle de la ciudad está; la situación económica que atraviesa el país o la necesidad de vender y las expectativas del comprador.

El resultado de unir todos estos factores se ve reflejado en el  precio. En torno a él se establece la sustancia de la negociación, es decir, el núcleo de las discusiones entre el vendedor y el comprador.

El 55% de los que adquieren una vivienda negocian el precio. En la parte de los vendedores, esta cifra sube hasta el 66%. En nueve de cada 10 operaciones se termina reduciendo el coste del inmueble. En la mayoría de los casos, bajar el precio es la única forma de llegar a un acuerdo, según datos de Fotocasa.

De acuerdo con el portal inmobiliario, la variación en el coste de la vivienda no supera el 10%. Fernando Sánchez, agente asociado de RE/MAX Urbe, lo reduce a un 5%.

Para Ignacio Castillo, director de la Escuela de Negocios Inmobiliarios (EDN), en el rango inferior de esa horquilla de entre un 5% y un 10% “se encuentra un producto que ha sido captado bien por las agencias, y en el superior, otro donde no se ha hecho bien ese trabajo previo”. La reducción media que arroja Idealista está entre el 24,4% en País Vasco y el 17,2% en la Comunidad de Madrid.

 

 

[Fuente Cinco Días]

 

 

Se van despejando incógnitas sobre el sector inmobiliario

Ya tenemos estudios centrados el sector inmobiliario. Y muestran datos curiosos e inesperados. Por ejemplo que un 90 % de los trabajadores británicos han vuelto o planean volver en breve a la oficina, contradiciendo la opinión de que el teletrabajo se convertiría en predominante.

 

No voy a entrar en los motivos por los que los trabajadores – o sus jefes – prefieren que se trabaje en la oficina a que se haga desde casa, porque para mi lo importante es el dato y, sobre todo, su significado de cara a la inversión en el sector inmobiliario en general. Esta información tiene mucha más miga de la que parece y va más allá de si oficina sí u oficina no.

Hace ya varios meses, en mi newsletter «Los Cuadernos del Mercado» hice un análisis sobre cómo podría ser la evolución del mercado inmobiliario tras la pandemia. Y me planteaba tres cuestiones. La primera era si invertir o no en locales de oficinas. La segunda, qué pasaría con la inversión en vivienda, es decir, si la gente preferiría el chalet adosado para así poder salir al jardín si algún día volvieran los confinamientos, o si, por el contrario, volvería a estar más valorado un piso en el centro. La tercera era si el sector inmobiliario se vería tan beneficiado como las bolsas de la lluvia de dinero de los bancos centrales, puesto que, al menos hasta la fecha, no se había notado mucho. Y cuando digo las bolsas aclaro que no me refiero a la española, que es desgraciadamente un caso aparte por su mala evolución.

En aquel estudio respondía primero a la última pregunta porque es la más importante. Si no hay dinero para el «ladrillo», de poco sirve saber qué puede funcionar mejor. Mi respuesta de entonces fue que, aunque fuera con retraso, el sector también se vería beneficiado por la lluvia de millones del estímulo monetario. Se ha ido confirmando en Estados Unidos o el Reino Unido, algo menos en España. Pero ocurrirá. Aquí todavía hay mucho miedo a sacar el dinero de la cuenta corriente o el depósito y hasta hace poco han funcionado muy bien los fondos de renta fija. Pero ese dinero que está en depósitos y cuentas irá perdiendo el miedo. Y en un país con poca cultura financiera y mucha tradición inmobiliaria como España, irá a buscar rentabilidad al «ladrillo».

 

 

[Fuente El Economista]

 

 

 

 

APETI participa en la Semana Europea de la Movilidad 2021

Nuestro colectivo se adhiere por segundo año a la campaña de la Semana Europea de la Movilidad 2021, lanzada desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

 

Esta campaña de concienciación va dirigida a sensibilizar, tanto a los responsables políticos como a los ciudadanos, sobre las consecuencias negativas que tiene el uso irracional del coche en la ciudad, tanto para la salud pública como para el medio ambiente, y los beneficios del uso de modos de transporte más sostenibles como el transporte público, la bicicleta, los viajes a pie, los sistemas de coche compartido, etc.

La iniciativa que surgió en Europa en 1999 y que desde el año 2000 cuenta con el apoyo de la Comisión Europea, se celebra cada año, del 16 al 22 de septiembre, realizando actividades para promocionar la movilidad sostenible y fomentando el desarrollo de buenas prácticas y medidas permanentes.

El tema elegido por la Comisión Europea para la campaña de este año es “Movilidad sostenible, saludable y segura” y el lema de la campaña es «Por tu salud, muévete de forma sostenible«. La Comisión Europea ha querido poner el foco en la salud, tanto física como mental, vinculada con las formas de desplazarse de forma sostenible por nuestros municipios.

Para tratar este tema, el Ministerio celebrará una jornada en formato webinar que tendrá lugar el día 16 de septiembre y en la que, además, se entregarán los Premios Semana Española de la Movilidad Sostenible (Premios SEMS 2020 y 2021). Puede realizarse la inscripción a dicha jornada través del siguiente enlace: https://register.gotowebinar.com/register/7116182608089167373

Desde APETI, seguimos concienciados y comprometidos con el desarrollo sostenible y por ello, uno año más, hemos querido formar parte de ella, haciendo difusión entre nuestros asociados, con el fin de que estos se unan a las próximas convocatorias y fomentando así entre todos la concienciación medioambiental.

 

 

Sobre la importancia de que los estatutos de una comunidad de propietarios estén debidamente inscritos en el Registro de la Propiedad.

Traemos a colación este asunto, porque nuevamente una sentencia del Tribunal Supremo, en fecha 31-05-2021 desestimó la demanda interpuesta por una comunidad de propietarios, para que se declarase la cesación definitiva de la actividad que se desarrollaba en una vivienda, consistente en el alquiler de una habitación compartida a estudiantes universitarios, con servicios comunes, y que resultaría prohibida por los estatutos de la comunidad de propietarios.

 

El Alto Tribunal entendió que alegada una limitación a la propiedad, establecida en los estatutos, dicha restricción no era oponible a la demandada, dado que los estatutos no estaban inscritos en el Registro de la Propiedad:

Dicha sentencia recoge que:

«TERCERO.- Motivo único. Al amparo del art. 477 LEC , infracción de norma aplicable para resolver la cuestión objeto del proceso y en concreto la vulneración del párrafo tercero del artículo quinto de la Ley 49/1960, de 21 de julio, sobre propiedad horizontal . Oponiéndose a la doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo.
Se desestima el motivo.
Declarado probado en la sentencia recurrida que la limitación estatutaria no estaba inscrita en el Registro de la Propiedad, no puede mantenerse que se haya infringido el art. 5.3 de la LPH.
Igualmente se razona en la sentencia recurrida, que no consta que la parte demandada conociese la referida limitación por otra vía.
Centrándose las alegaciones del recurrente en la inscripción de los estatutos (que no consta), procede desestimar el motivo y el recurso de casación interpuesto».

Así, los profesionales de la administración de fincas, debemos no sólo conocer la legislación vigente, sino que en nuestro deber de diligencia debemos comprobar y constatar no sólo la existencia de los estatutos, sino su inscripción en el Registro de la Propiedad. Con ello evitaremos situaciones nefastas para la comunidad de propietarios, tales como la pérdida de tiempo o los costes económicos.