El futuro del mercado inmobiliario: flexibilidad, tecnología y transformación

Tras un lustro marcado por una serie de retos de alcance global, como la crisis sanitaria y las turbulencias geopolíticas y económicas más recientes, se han consolidado ya tendencias preexistentes en el mundo laboral y el uso de espacios que desafían la capacidad de adaptación de este mercado.

 

El sector inmobiliario corporativo se encuentra, por tanto, en un punto de inflexión que sentará las bases para una transformación significativa en los próximos años.

Aquellas compañías que sean capaces de adoptar la flexibilidad para lograr un crecimiento equilibrado y sostenido en el tiempo, realizar inversiones estratégicas en tecnología y datos y potenciar el trabajo de los responsables de la cartera inmobiliaria se erigirán como verdaderos ganadores en este nuevo paradigma inmobiliario.

Para entender este aspecto, merece la pena entender cómo hemos llegado a este punto de inflexión. En primer lugar, la era post-híbrida está obligando a los responsables inmobiliarios a replantearse sus estrategias de cartera. Con la estabilización de las políticas de teletrabajo, se ha consolidado un nuevo estándar: tres o cuatro días de trabajo presencial para la mayoría de los empleados e industrias. Esta realidad plantea una pregunta muy relevante: “¿Cómo equilibrar el espacio de oficinas que las compañías necesitan hoy con las expectativas de crecimiento del mañana?”.

Nosotros dividimos a las empresas en dos grupos principales: los “defensores de la oficina” y los “promotores del modelo híbrido”. Curiosamente, pese a la prevalencia del trabajo híbrido, un número significativo de organizaciones prevé un aumento de los días en los que sus empleados irán a la oficina en un futuro próximo. Esta tendencia podría impulsar una expansión de su cartera de activos (bien en propiedad o en alquiler), lo que pone de manifiesto la importancia de adoptar un enfoque flexible que permita un crecimiento sostenido en el tiempo.

Pero no sólo debemos entender cuánto van a la oficina los trabajadores, sino también cómo van, es decir, de qué manera organizan las jornadas allí. La experiencia de los empleados es, cada vez más, un factor fundamental en el diseño del lugar de trabajo y es imprescindible crear entornos que fomenten el aprendizaje, la colaboración y el bienestar personal, además de facilitar la realización de las tareas diarias.

 

 

[Fuente «EjePrime»]